domingo, 31 de mayo de 2015

En Alcázar de San Juan a 29 de mayo de 2015.

Estimada amiga: Ilda.

Ya que me escribe preguntándome lo ocurrido, sepa usted que soy yo Lázaro.

Empezaré a contarte desde el principio; mi padre era alcohólico y nos abandono a mi madre y a mí al poco de nacer.  A los 10 años mi madre y yo vivíamos en un piso de Vallecas y ella volvió a rehacer su vida con otro hombre que conoció en el banco de alimentos, Jordi, o al menos eso es lo que me contó ella.

Aunque sinceramente no lo sé, ya que el día 3 de Enero de 1999 me levante y al abrir las cortinas sentí que estaban húmedas, ya que nuestra casa escaseaba de calidad. Ande hasta la cocina mientras las maderas del suelo chirriaban, y al mismo tiempo escuchaba a mis vecinos gritar ya desde por mañana.

Al entrar a la cocina vi a mi madre con su jersey de las rebajas de Zara que se ponía todos los inviernos desde hace ya bastantes años, sus vaqueros rasgados por el paso del tiempo y las deportivas que le dieron los vecinos que vivían antes arriba. Yo iba con la misma ropa que llevaba el día anterior; una sudadera roja publicitaria, unos pantalones de pana marrones y unos náuticos que me regalo mi madre hace dos años.

Mi madre se acerco a mi y me abrazo muy fuerte, creo que fue la única vez que me ha abrazado así. Al levantarse dos hombres aparecieron en la cocina y Jordi detrás de ellos, no entendía nada. Pero me dijeron que me tenía que ir con ellos, mi madre se puso a llorar y me volvió a abrazar pero esta vez Jordi la separó de mi y la abrazo agarrándola de tal modo que no podía moverse. Mientras veía todo esto uno de los hombres me cogió de un brazo sacándome de mi casa y montándome en un coche.

Fue la última vez que vi a mi madre.

Estuve durante unos días en una especie de orfanato, ya que había niños y niñas con familias, pero no se encontraban allí con ellos. El primer día que entre una de las mujeres que nos atendía me dio 2 camisetas básicas, 1 sudadera, 1 jersey, 2 vaqueros, 2 pares de calcetines y 4 pares de ropa anterior. Me acuerdo perfectamente porque fue lo único que tuve para vestir durante 8 años. hasta que salí de allí con 18. Había cambiado todo tanto. No tenía a nadie, ni nada. No tenía un hogar donde poder dormir, ni alimento que llevarme a la boca, me echaron de esa mierda como su fuera un vulgar perro.

Para mi desgracia para poder sobrevivir me metí en el mundo de las drogas y prostitutas. Me daban dinero por engañar a chicas y traficar con ellas, o por vender coca. De ahí mi apodo de Lazarillo, conducía a los ciegos de sueños y de ganas de vivir, pobres inocentes. La verdad es que me eran indiferentes, aquí o cazabas o te cazaban.

Recuerdo perfectamente que el 15 de diciembre de 2016, era un día tan frío, tan vacío... Hasta que te vi pasar al local, otra inocente. Pero en ese momento no me sentí tan vacío como siempre, hasta me hicistes sentirme vivo durante mucho tiempo durante nuestra relación. Claro, hasta que tu chulo te la quiso meter, y yo volví a darme cuenta de esto era un juego de supervivencia, no de amor.

Sí, te abandoné y deje todo lo que tenía, que para la mierda que era no es que haya perdido nada.
Espero que cuando recibas esta carta y la leas entiendas mi filosofía y el por qué de mi forma de ser.

Adiós.

Con cariño de Lazarillo para Ilda.

jueves, 28 de mayo de 2015

Garcilaso de la Vega SONETO XXIII

En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.








martes, 5 de mayo de 2015

La catalana Roser Palau, primera víctima española del terremoto en Nepal

La mujer española fallecida a consecuencia del terremoto de Nepales la catalana de 37 años Roser Palau, que se encontraba haciendo trekking en la región de Langtang, según han informado a Efe fuentes próximas a la familia.
Palau era una apasionada de los viajes de aventura. Era quiromasajista y estaba especializada en masaje tailandés. Sus padres, Teresa Jordi, de Premià de Mar (Barcelona), estaban acostumbrados a que Roser pasara semanas fuera de casa, viajando por el mundo. "Pero siempre nos llamaba y hablábamos frecuentemente", explicó su madre a EL MUNDO tras el seísmo.
Roser había viajado sola a Tailandia y allí decidió dar el salto a Nepal. La última vez que habló con su familia fue el 20 de abril. Explicó que se encontraba en Shyabru Besi y que se disponía a hacer una caminata por el valle de Langtang.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha confirmado el fallecimiento. El Gobierno ha informado de que ya se ha puesto en contacto con la familia y que el cadáver será repatriado "a la mayor brevedad posible". La muerte de esta española se suma a la de otra española que falleció al día siguiente de la catástrofe, a consecuencia de una caída accidental y que las autoridades nunca contabilizaron como víctima del seísmo.
Entretanto, el número de españoles que quedan sin localizar se ha reducido hasta ocho personas, una cifra elevada, en todo caso, a medida que pasan los días y los equipos de recate afrontan su segunda jornada de trabajo en el parque natural de Langtang. Dichos equipos han tenido que suspender "temporalmente" la expedición a causa de "una fuerte tormenta en la zona".
He seleccionado esta noticia porque me gustaría honrar a las víctimas del grave seísmo que ha padecido Nepal en la figura de esta compatriota. 
A continuación nos extenderemos sobre la noticia del terremoto en si.
Nepal se asocia a los cuatro miles, a los sherpas, a las proezas humanas en las alturas... Pero siempre hay mucho más allá, detrás de los titulares. Y lo mismo sucede con este país. Un país que combina una belleza natural impactante con una elevadísima probabilidad de sufrir algún tipo de desastre. Y no sólo terremotos: inundaciones, desprendimientos, sequías, avalanchas, incendios son otros muchos de los impactos devastadores de tener una ubicación geográfica, geológica y ecológica tan particular. Esta realidad, le convierte en uno de los países más vulnerables a los desastres naturales del mundo.
Según el informe sobre la Vulnerabilidad y el Riesgo al Desastre del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Nepal se sitúa en el puesto undécimo de la lista de países más vulnerables a los terremotos. La ristra de datos es escalofriante. En las últimas dos décadas han muerto, de media, casi 1.000 personas anualmente debido algún tipo de desastre climatológico. Se han producido 900 adversidades naturales por año y han supuesto un coste equivalente al 76% de las rentas del país.
Con estos datos es fácil deducir que para los expertos este reciente desastre era algo previsible. Especialmente teniendo en cuenta que ya se identificaba a Katmandú como uno de los principales puntos calientes del mundo. De hecho, se pronosticaba la llegada “del gran terremoto” tras 80 años de considerable silencio sísmico. Incluso, las previsiones de la Sociedad Tecnológica Nacional de Terremotos apuntaban que si se producía un terremoto similar al de Haití supondría la muerte de 200.000 personas y la destrucción del 60% de las casas. Lamentablemente, este nuevo seísmo ha sido aún mayor en la escala Ritcher.
En cualquier caso, está claro que esta era la crónica de una muerte anunciada. Y parece obvio que todo el esfuerzo puesto por el gobierno y por organizaciones como Oxfam para prepararse para este tipo de calamidades no ha sido suficiente. Claramente, porque la magnitud de este terremoto ha sido histórica y porque, no hay que olvidar, que estamos hablando de uno de los países más pobres del mundo que no tiene ni las infraestructuras ni los recursos para hacer frente a una crisis de esta dimensión.
Vía: http://www.elmundo.es/internacional/2015/05/05/5548b568268e3e08148b456e.html
http://elpais.com/elpais/2015/04/29/planeta_futuro/1430308078_417576.html

Roser Palau.