En Alcázar de San Juan a 29 de mayo de 2015.
Estimada amiga: Ilda.
Ya que me escribe preguntándome lo ocurrido, sepa usted que soy yo Lázaro.
Empezaré a contarte desde el principio; mi padre era alcohólico y nos abandono a mi madre y a mí al poco de nacer. A los 10 años mi madre y yo vivíamos en un piso de Vallecas y ella volvió a rehacer su vida con otro hombre que conoció en el banco de alimentos, Jordi, o al menos eso es lo que me contó ella.
Aunque sinceramente no lo sé, ya que el día 3 de Enero de 1999 me levante y al abrir las cortinas sentí que estaban húmedas, ya que nuestra casa escaseaba de calidad. Ande hasta la cocina mientras las maderas del suelo chirriaban, y al mismo tiempo escuchaba a mis vecinos gritar ya desde por mañana.
Al entrar a la cocina vi a mi madre con su jersey de las rebajas de Zara que se ponía todos los inviernos desde hace ya bastantes años, sus vaqueros rasgados por el paso del tiempo y las deportivas que le dieron los vecinos que vivían antes arriba. Yo iba con la misma ropa que llevaba el día anterior; una sudadera roja publicitaria, unos pantalones de pana marrones y unos náuticos que me regalo mi madre hace dos años.
Mi madre se acerco a mi y me abrazo muy fuerte, creo que fue la única vez que me ha abrazado así. Al levantarse dos hombres aparecieron en la cocina y Jordi detrás de ellos, no entendía nada. Pero me dijeron que me tenía que ir con ellos, mi madre se puso a llorar y me volvió a abrazar pero esta vez Jordi la separó de mi y la abrazo agarrándola de tal modo que no podía moverse. Mientras veía todo esto uno de los hombres me cogió de un brazo sacándome de mi casa y montándome en un coche.
Fue la última vez que vi a mi madre.
Estuve durante unos días en una especie de orfanato, ya que había niños y niñas con familias, pero no se encontraban allí con ellos. El primer día que entre una de las mujeres que nos atendía me dio 2 camisetas básicas, 1 sudadera, 1 jersey, 2 vaqueros, 2 pares de calcetines y 4 pares de ropa anterior. Me acuerdo perfectamente porque fue lo único que tuve para vestir durante 8 años. hasta que salí de allí con 18. Había cambiado todo tanto. No tenía a nadie, ni nada. No tenía un hogar donde poder dormir, ni alimento que llevarme a la boca, me echaron de esa mierda como su fuera un vulgar perro.
Para mi desgracia para poder sobrevivir me metí en el mundo de las drogas y prostitutas. Me daban dinero por engañar a chicas y traficar con ellas, o por vender coca. De ahí mi apodo de Lazarillo, conducía a los ciegos de sueños y de ganas de vivir, pobres inocentes. La verdad es que me eran indiferentes, aquí o cazabas o te cazaban.
Recuerdo perfectamente que el 15 de diciembre de 2016, era un día tan frío, tan vacío... Hasta que te vi pasar al local, otra inocente. Pero en ese momento no me sentí tan vacío como siempre, hasta me hicistes sentirme vivo durante mucho tiempo durante nuestra relación. Claro, hasta que tu chulo te la quiso meter, y yo volví a darme cuenta de esto era un juego de supervivencia, no de amor.
Sí, te abandoné y deje todo lo que tenía, que para la mierda que era no es que haya perdido nada.
Espero que cuando recibas esta carta y la leas entiendas mi filosofía y el por qué de mi forma de ser.
Adiós.
Con cariño de Lazarillo para Ilda.
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